La sonrisa es el cosmético natural más eficaz para
aumentar la belleza física. Su impacto sobre otras personas y también sobre uno
mismo es inmediato. Por otra parte, también es el más accesible, ya que
cualquiera puede disfrutar de sus beneficios sólo con la participación de los
músculos adecuados. Según el estudio “Integrating Gaze Direction and Expression
in Preferences for Attractive Faces“, las personas que sonríen son mucho más
atractivas. En el caso de las mujeres, la felicidad fue considerada por los
hombres canadienses la cualidad más
atractiva por encima de otras emociones como el orgullo o la vergüenza, y en
los hombres, al parecer, el recurso causa mayor impresión cuando sonrisa es
amable y abierta y no boquiabierta, lo
que acostumbran a llamar “sonrisa encantadora”.
2. Dormir.
El descanso es, desde tiempos remotos, otra de las
prácticas habituales conocidas para preservar la belleza del cuerpo. El sueño
que repara y embellece es menos consejo popular o materno y más una realidad
física. Según una encuesta llevada a
cabo en el Laboratorio del Sueño en Estocolmo, Suecia, las personas que no
duermen lo suficiente parecen menos atractivas que las que suelen descansar
bien.
3. Vestir rojo.
Ya sea hombre o mujer, el rojo es el color por excelencia
para la atracción física. ¿Quieres ligarte a alguien en el club? Utiliza el
rojo. En las mujeres, el color rojo es interpretadao por el hombre como un
símbolo de la fertilidad y la disponibilidad sexual, pareciera una
reminiscencia evolutiva de los tiempos prehistóricos, cuando el enrojecimiento
de la cara era el resultado de los altos niveles de estrógeno en el cuerpo de
la mujer, signos inequívocos de apareamiento para los machos. Para los hombres,
no está claro 6 por qué a las mujeres les resulta más atractivo alguien vestido
de rojo, pero al parecer es algo real. Hay conjeturas de que, en ambos sexos,
el color rojo desencadena el comportamiento reproductivo relevante, básico y no
lexicológico.
4. Afeitarse.
De acuerdo con una encuesta realizada en el sitio Judg.me, los hombres con barba son generalmente percibidos como socialmente
inadaptados, mientras que el bigote sólo se asocian a la introversión.
Curiosamente, los “traseros de bebés” son percibidos por las mujeres tan
inteligentes como sociables. En particular, la barba rala, la sombra sutil del
pelo facial cuando comienza a crecer, es considerado por algunas mujeres como
un signo de virilidad y sensualidad.
5. Hombres, barbilla arriba; mujeres, hacia abajo.
La primera impresión es la que cuenta, garantiza la
sabiduría popular, y desde el punto de vista de la psicología evolutiva, en
los hombres esta impresión es mucho más favorable si lo hacen con la barbilla
alta, lo que disminuye la disformidad natural del rostro, mientras que en las
mujeres este mismo efecto benéfico se consigue bajando ligeramente la barbilla.
Vistos así, los participantes en el experimento que llegaron a estas
conclusiones, aseguraron que las posturas incrementaban la masculinidad, la
feminidad y el atractivo de cada uno, respectivamente.
6. Hombres: voz profunda y dominante, mujeres, apuesten
por la feminidad.
Como se puede intuir, todo este asunto es muy primitivo,
motivo por el que no sorprende que una voz profunda y dominante en el hombre se
perciba como atractiva para la mujer, al parecer es porque existe una relación
entre la voz y la capacidad reproductiva del hombre. Para las mujeres, la
“docilidad” de la voz, que se define principalmente por su frecuencia, es, como
era previsible, mucho más sensual para un hombre, aunque las mujeres también se
sirven mucho de este recurso, más o menos consciente, para neutralizar a
la posible competencia.
7. Cuidado con la altura (real o metafórica).
En el pasado, la corpulencia de los hombres era su carta
de presentación más fuerte para ganar una mujer, que, por otra parte,
evolucionó para hacer la vulnerabilidad o fundamente de su atractivo. Ahora,
sin embargo, esta grandeza física se puede compensar de otra manera: el hombre
puede no ser alto, pero ganar más dinero que un hombre grande, y eso es suficiente
para ganar una gran cantidad de parejas, en las mujeres, aunque sigue siendo
una una realidad que los hombres de mayor estatura tienen más éxito
reproductivo que los de menor estatura, la situación es exactamente opuestas,
las de menor talla son las más propensas a reproducirse.
8. Déjese llevar por el estereotipo: usa maquillaje y
aprovecha los senos y el trasero.
Es lamentable, pero en el ámbito sexual -y probablemente
en muchos otros- el Homo Sapiens masculino le hace poco honor a esta nomenclatura
y, en cambio, puede ser manejado en un nivel más primitivo y elemental. En el
caso del maquillaje, varios estudios muestran que que el mismo llama más la
atención de los hombres que lo consideran una señal de solvencia económica e
inclusive de independencia. Los senos y el trasero tienen un efecto parecido,
más bien más notorio: las mujeres con senos o traseros grandes llamativos
suelen ser más cortejadas por los hombres .
Los estereotipos son nombrados así por una sencilla razón:
funcionan. Miles de millones de mentes piensan que, efectivamente, la
masculinidad es sinónimo de seguridad y confianza en sí mismo, como el macho
alfa que cuida de su rebaño y nunca lo abandona. Las mujeres se dejan seducir
por hombres cuyo primer contacto va acompañado del lenguaje corporal de la
seguridad. Una investigación psicológica reciente ha demostrado que los
hombres menos estresados son mucho más atractivos para las mujeres.
10. Una solución desesperada.
Si nada de esto te convence, o simplemente no estás
dispuesto a cambiar ni un ápice de tu personalidad o tu físico, recurre al
viejo truco de salir con un amigo (a) que más o menos se parezca a ti, -la
misma altura, mismo color de la piel y el cabello, complexión similar-pero que
sea sutil o abiertamente menos atractivo. Sorprendentemente, esto funciona muy
bien, o al menos eso es lo que concluyó el psicólogo Constantine Sedikides de
la Universidad de Southampton, Inglaterra quien llevó a cabo un experimento en
el que, efectivamente, la persona tiende a establecer una comparación
inconsciente entre dos extraños que se presentan juntos y se inclina hacia el
más atractivo de los dos, al parecer, partiendo de la primicia de que el otro
es alguien con quien nunca saldría. Este es el mítico secreto de porqué las
mujeres bonitas se rodean de amigas feas.
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